CONCESIONARIA DE AVELLANEDA – GANZA – AUTOS DE 30 AÑOS 0KM!!!
Es como una “Cápsula del Tiempo” del mercado automotor argentino de los años ’90. Por aquellos años, en la localidad bonaerense de Avellaneda, el concesionario Ganza era uno de los más exitosos en la venta de autos de Sevel: Fiat, Peugeot y Alfa Romeo.
Hasta que un día cerró sus puertas. La leyenda cuenta que los dueños de la agencia, padre e hijo, murieron con poco tiempo de diferencia. Se habla de un asalto violento y de un triste, angustioso final.
Lo cierto es que, de un día para el otro, Ganza Sevel bajó sus persianas para siempre. Y adentro de uno de sus galpones en Caseros quedaron -detenidos en el tiempo- todos los autos cero kilómetro que se encontraban en stock en ese momento.
Treinta años después, los terrenos del concesionario fueron vendidos y el nuevo dueño tiene planes muy diferentes. Su intención es revender los lotes vacíos. Para eso, sintió la urgencia de deshacerse de todos los autos -abandonados y cubiertos de tierra, pero aún “cero kilómetro”– que había en los galpones.
Ahí es donde entró en escena la empresa Kaskote Calcos, especializada en la pintura de vehículos, pero también con un negocio de venta de autos usados. Ellos se encargaron de retirar los autos, los lavaron y empezaron el proceso de restauración. Aún no informaron qué harán con los autos. No está clara la situación de la documentación de estos vehículos.“
“Ya una vez con esta persona, le preguntamos cómo era la historia. Un conocido había heredado unas cuántas propiedades, donde había algunos galpones dentro de esa herencia y en uno de ellos estaban todas estas unidades de 0km: Fiat Uno 70S Italiano, Fiat Tipo, Duna, Ducato, Tempra Oro, Alfa Romeo 33 Pininfarina, Alfa Romeo 133 y Peugeot 405”, agregaron.
“El heredero de semejante tesoro no tenía interés en los autos. Sólo reclamó sus propiedades. Al abrir este galpón y ver todos los autos allí dentro dijo: ‘Saquen toda esta mugre de acá, que quiero vender mi galpón. Acá les dejamos algunas fotos de ‘La Mugre’”, concluyeron los de Kaskote