Antarctic Snow Cruiser: Misterio

El Antarctic Snow Cruiser fue uno de los vehículos más fascinantes, enormes y espectaculares de la historia. Esta innovadora máquina fue creada por el científico norteamericano Thomas C. Poulter, para realizar estudios en la antártida. Sin embargo, no obtuvo el resultado esperado.

Este gigante mecánico tenía 17 metros de largo, 5 de alto y 6 de ancho. Tenía un peso de 34 toneladas y contaba con ruedas de tres metros de diámetro. A pesar de que muchos pensaban que era “indestructible”, el Snow Cruiser tuvo cientos de incidentes y problemas mecánicos que terminaron con su abandono.

La última vez que vieron esta enorme nave fue en una expedición realizada en 1958, desde entonces, su ubicación es un completo misterio.

La idea de esta gigantesca nave surgió durante la Segunda Guerra Mundial (1939), cuando los alemanes llevaban tiempo en la costa antártica, supuestamente realizando una expedición científica, pero los norteamericanos sospechaban que el verdadero objetivo de ellos era establecer una base para luego proclamar la soberanía alemana en la zona.

Ante este panorama, el gobierno de Estados Unidos decidió financiar una expedición conjunta y fue cuando Thomas Poulter ideó el vehículo de transporte antártico ideal: El Antarctic Snow Cruiser.

El vehículo tenía que disponer de una autonomía de entre 6.500 y 9.500 kilómetros y ser capaz de atravesar grietas en el hielo de hasta 4,6 de ancho. Además, debía tener un gran espacio en su interior para transportar medios de observación aérea, un pequeño avión cargado en el techo y la capacidad para viajar durante 24 horas continuas.

Cuando los planos estaban listos, la empresa Pullman Company fue la encargada de construirlo. En su interior, el vehículo podía albergar a una tripulación de hasta 6 miembros, tenía pequeños habitáculos para descansar, espacio para comer y hacer experimentos científicos y hasta para guardar todas las provisiones para un año, además de dos ruedas de repuesto y dos motores diésel, otros dos eléctricos, y dos bombas hidráulicas.

Los depósitos podían almacenar más de 16.000 litros de varios tipos de combustible. Sin duda, una máquina gigantesca nunca antes vista en la historia de la humanidad.

El costo total de la nave, según la investigación del medio argentino, fue de 150.000 dólares (123 millones 705 mil 000 CLP). 

Una vez listo y sin mayores pruebas, el Antarctic Snow Cruiser comenzó su rumbo a Chicago para ser mostrado al público. Con escoltas policiales y un largo trayecto por las calles norteamericanas, llegó a Boston el 13 de noviembre de 1939. El viaje estuvo marcado por decenas de problemas mecánicos: Desde la rotura de una rueda, hasta el recalentamiento del sistema de frenos. 

Llegada al antártida

A principios de enero de 1940, finalmente lograron llegar a su destino: La Bahía de Ballenas, en la Antártica. Sin embargo, la nieve evitó que pudieran seguir adelante, ya que estaba muy suave y esto provocaba que, al intentar avanzar, el vehículo se hundiera cada vez más. 

Esto los dejó varados y los periódicos norteamericanos los llamaban un «completo fracaso». A pesar de que los intentos no se detenían, el Snow Cruiser quedó atascado para siempre. 

Durante algún tiempo, los científicos se quedaron dentro de la nave para hacer algunos experimentos sismológicos, mediciones de rayos cósmicos y la toma de muestras del hielo a diferentes profundidades.

El sueño terminó a principios de 1941 cuando la falta de fondos canceló la misión y, con esto, se abandonó la nave en medio de la Antártica. Nada se supo de ella hasta 1958 cuando otra expedición dio con su paradero.

Han pasado 62 años desde entonces y ahora su ubicación es un completo misterio. Muchos dicen que la Unión Soviética pudo habérselo llevado. Otros tienen la teoría de que se hundió en el océano o que está enterrado a muchos metros bajo nieve. Ninguna de ellas se ha podido confirmar

El Snow Cruiser fue encontrado dos veces. A fines de 1946, un equipo de expedición de la Operación Highjump de la Marina de los EE. UU. encontró el vehículo abandonado. Aparentemente, todo lo que el Snow Cruiser necesitaría para funcionar era algún servicio básico y ruedas.

Unos doce años después, el Snow Cruiser fue nuevamente descubierto gracias a un poste marcador, aunque oculto bajo varios metros de nieve. El equipo de expedición de 1958 cavó hasta el fondo de las ruedas y pudieron entrar, donde encontraron revistas, papeles y cigarrillos de la tripulación original. En este punto, el vehículo albergó a varios hombres del equipo de exploración de 1958, quienes encontraron que el refugio del Snow Cruiser era superior a los refugios provistos. Sin embargo, aunque los motores no se encendieron, el equipo inspeccionó la transmisión y afirmó que se requeriría muy poco para que las cosas volvieran a funcionar.

Esta fue la última vez que se encontró el Snow Cruiser. Expediciones posteriores intentaron, pero fracasaron. Los geólogos han sugerido que el Snow Cruiser podría haberse hundido en el fondo del océano después de que una porción significativa de la plataforma de hielo Ross se rompiera a mediados de la década de 1960. En otros lugares también surgieron algunas teorías de conspiración sobre la desaparición del Snow Cruiser, incluida la posibilidad de que la Unión Soviética pudiera haber sacado el vehículo de contrabando durante la Guerra Fría. De cualquier manera, lo que es seguro sobre el Snow Cruiser es que representaba de todo corazón la mayor ambición estadounidense. Aunque el vehículo encontró numerosas dificultades tanto en la carretera como en la superficie traicionera de la Antártida, utilizó con éxito varios conceptos innovadores por primera vez. El Snow Cruiser sigue siendo una prueba del deseo de la humanidad de ir más allá de nuestra zona de confort y luchar por nuevos descubrimientos científicos. Aunque no está, el Snow Cruiser perdido continúa avivando la imaginación y personificando la esencia misma de la exploración anterior a la guerra.

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